Los que me inspiran


"Así, cada iglesia, cada religión, cada comunidad humana, es sólo un lugar de paso, una tienda sobre la tierra, para peregrinos que están en su camino a la ciudad de Dios." Bede Griffiths

"Debemos expresar apasionadamente nuestra visión y cada uno debe gritar del modo en que mejor sepa hacerlo" Ken Wilber



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domingo, 22 de diciembre de 2013

Autodescubrimiento

Descubrir lo que es perfecto para ti


   Descubrirnos, conocernos, evolucionar, crecer, transformarnos…  son términos que ya conocemos, pero que no necesariamente llegamos a comprender en todas sus dimensiones y consecuencias.  

   Dejemos en este post las dimensiones más elevadas, o trascendentes, y centrémonos en el plano psicológico y en nuestra realidad de todos los días.

   ¿Cuál es el objetivo de conocernos en función de la vida cotidiana?

   Saber qué es lo mejor para nosotros, lo que nos hace bien y lo que nos hace mal, lo que nos  recarga energéticamente o por el contrario, nos vacía y agota. Aquello que nos hace feliz y aquello que nos hace daño.

   Parece fácil, pero no lo es. Y lleva muchos años de vida, y mucho trabajo sobre sí mismo, llegar a esta comprensión.  Por empezar porque necesitamos desembarazarnos de la influencia de los demás. Lo que nuestros mayores o nuestros pares piensan que es bueno para nosotros, no siempre lo es. Lo que la sociedad y el sistema piensan que es bueno para nosotros, a menudo no lo es (sólo es bueno para la sociedad y el sistema).

   Encontrar lo que es bueno para nosotros y vivir en armonía con eso: ahí está  la clave.

   Si bien es cierto que nuestra esencia es Una, como seres encarnados somos múltiples, y cada persona es única. Descubrir eso que nos hace únicos, y vivir al ritmo de nuestra singularidad, significará equilibrio y felicidad, nos permitirá crecer hacia espacios nuevos, y finalmente brindar lo mejor de nosotros a los demás y al mundo.

   Y las recetas no sirven: lo que es bueno para algunos no necesariamente es bueno para otros.

   Encontrar lo que es bueno para nosotros implica una búsqueda. Observarnos, hacer trabajo interno (terapéutico y espiritual), investigar, probar, experimentar.

   Observarnos es fundamental. Si nos vemos, podremos conocernos, y es ese autodescubrimiento el que permitirá cambios en nuestra vida.

   El trabajo interno (terapéutico y espiritual) facilita ese autodescubrimiento. La ayuda de otros, como terapeutas e instructores, también.

  Pero sobre todo la vida (con sus a veces inadvertidas enseñanzas): lo que experimentamos al vivir  y nuestro estado de Atención.

  Bastaría con eso: estar atentos, observarnos y observarlo todo


                                         Y la vida misma nos enseñará.
 




sábado, 7 de diciembre de 2013

Transformación


Valores Morales

   Vivimos en un mundo crecientemente inmoral, deshonesto. Nos parece normal la corrupción, que todos mientan y engañen, que no podamos confiar en los demás. Las personas religiosas tienen leyes divinas a las cuales seguir y respetar, pero aquellos que no creeen o que dudan, sobre todo los jóvenes, no encuentran verdaderas razones para respetar ciertos valores como "decir la verdad", "actuar en forma recta", "ser justos", cuando todo indica que generalmente triunfan los que mienten, roban y atropellan, y no los que son sinceros y honrados.

   Para los que deseamos un mundo distinto y creemos que la transformación es posible, la pregunta  ¿por qué ser honestos?  es fácil de responder. Un mundo distinto sería un mundo donde se respeten las virtudes morales, donde la honradez fuera un valor sagrado.    Transformarse incluye ser honesto, decir la verdad, actuar en consonancia con ciertos principios.
    Pero, ¿cómo responder a esta pregunta desde una perspectiva más amplia?
   Hay un precepto muy conocido, que se expresa en un consejo breve y sencillo:
   Sé con los demás como quisieras que fuesen contigo.
   No nos gusta cuando la deshonestidad de los demás nos afecta. No nos gusta ser engañados, que nos mientan, que nos estafen. Entonces ¿por qué hacerlo nosotros?...
   Es suficiente con preguntarnos antes de obrar: ¿el modo en que voy a actuar, es el modo en que me gustaría que actuaran conmigo?

   Comenzar a pensar, a sentir, a decir, y a conducirse siguiendo este mandato, que es por otra parte una enseñanza de los grandes Maestros que la humanidad ha conocido, sería dar los primeros pasos en ese proceso de transformación.