Descubrir lo que es
perfecto para ti
Descubrirnos, conocernos, evolucionar,
crecer, transformarnos… son términos que
ya conocemos, pero que no necesariamente llegamos a comprender en todas sus
dimensiones y consecuencias.
Dejemos en este post las dimensiones más
elevadas, o trascendentes, y centrémonos en el plano psicológico y en nuestra
realidad de todos los días.
¿Cuál es el objetivo de conocernos en
función de la vida cotidiana?
Saber qué es lo mejor para nosotros, lo
que nos hace bien y lo que nos hace mal, lo que nos recarga energéticamente o por el contrario,
nos vacía y agota. Aquello que nos hace feliz y aquello que nos hace daño.
Parece fácil, pero no lo es. Y lleva muchos
años de vida, y mucho trabajo sobre sí mismo, llegar a esta comprensión. Por empezar porque necesitamos
desembarazarnos de la influencia de los demás. Lo que nuestros mayores o
nuestros pares piensan que es bueno para nosotros, no siempre lo es. Lo que la
sociedad y el sistema piensan que es bueno para nosotros, a menudo no lo es
(sólo es bueno para la sociedad y el sistema).
Encontrar lo que es bueno para nosotros y
vivir en armonía con eso: ahí está la
clave.
Si bien es cierto que nuestra esencia es
Una, como seres encarnados somos múltiples, y cada persona es única. Descubrir
eso que nos hace únicos, y vivir al ritmo de nuestra singularidad, significará
equilibrio y felicidad, nos permitirá crecer hacia espacios nuevos, y
finalmente brindar lo mejor de nosotros a los demás y al mundo.
Y las recetas no sirven: lo que es bueno
para algunos no necesariamente es bueno para otros.
Encontrar lo que es bueno para nosotros
implica una búsqueda. Observarnos, hacer trabajo interno (terapéutico y
espiritual), investigar, probar, experimentar.
Observarnos
es fundamental. Si nos vemos, podremos conocernos, y es ese autodescubrimiento
el que permitirá cambios en nuestra vida.
El trabajo
interno (terapéutico y espiritual) facilita ese autodescubrimiento. La ayuda de
otros, como terapeutas e instructores, también.
Pero sobre
todo la vida (con sus a veces inadvertidas enseñanzas): lo que
experimentamos al vivir y nuestro
estado de Atención.
Bastaría con
eso: estar atentos, observarnos y observarlo todo…
Y la vida misma nos enseñará.