Los que me inspiran


"Así, cada iglesia, cada religión, cada comunidad humana, es sólo un lugar de paso, una tienda sobre la tierra, para peregrinos que están en su camino a la ciudad de Dios." Bede Griffiths

"Debemos expresar apasionadamente nuestra visión y cada uno debe gritar del modo en que mejor sepa hacerlo" Ken Wilber



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martes, 21 de octubre de 2014

El trabajo esotérico y sus peligros



  Por trabajo esotérico entendemos al estudio y puesta en práctica de diferentes métodos y habilidades que intentan actuar sobre los planos no materiales de la realidad. La magia, la alquimia, el tarot, la quiromancia, la astrología, etc., etc.
  Esta práctica (además de otros objetivos), busca el desarrollo de poderes psíquicos, tales como una fuerte intuición, telepatía, precognición, lectura del aura, sanación energética, y otros.
   Y como a menudo se convierte en una práctica profesional ejercida en relación a  otras personas, requiere un trabajo interno riguroso y una conducta ética por parte del que la ejerce.
  Una persona puede ser espiritual pero no tener interés en lo esotérico. Lo contrario, en cambio, no es posible. Al incursionar en el terreno oculto, hay que poseer algún grado de espiritualidad, haber realizado trabajo sobre sí mismo y conocerse en profundidad, para evitar proyecciones y manipulaciones al trabajar con los demás. Por ejemplo, alguien que no ha superado sus desequilibrios psicológicos, no está en condiciones de realizar trabajo esotérico.
  El trabajo sobre sí mismo incluye varios aspectos, y se traduce en una purificación de todos nuestros cuerpos: un cuerpo físico sano, un cuerpo emocional armónico, un cuerpo mental equilibrado y un cuerpo espiritual expandido.
 El autoconocimiento y la sanación de los desequilibrios psicológicos son facilitados por la psicoterapia u otros métodos de autodescubrimiento. Y las prácticas espirituales elevarán nuestras vibraciones, perfeccionándonos y purificándonos. 
  En otras épocas, cuando el conocimiento oculto era verdaderamente oculto y las enseñanzas se transmitían de maestro a discípulo, el trabajo interno y la ética del practicante estaban asegurados.
  Pero hoy en día, el conocimiento oculto está al alcance de todos, y muchísima gente aprende mancias y diversos métodos de trabajo esotérico,  mediante libros o cursos de pocas horas. O sea,  no hay ninguna clase de control, excepto el que pueda ejercer el practicante sobre sí mismo, y que incluye sentirse autorizado (desde otros niveles de la Conciencia) para actuar en el terreno del ocultismo.
  Esto se llama impecabilidad, pero lamentablemente son muchos los que no lo tienen en cuenta.
 Es frecuente encontrar en los ambientes esotéricos a personas poco espirituales, que buscan el desarrollo de sus poderes psíquicos para ganar dinero, dominar a los demás o tener éxito en la vida. Y esto además de lamentable y triste, es peligroso, tanto para ellos mismos como para los demás.
   Es peligroso para los demás porque es difícil ayudar, orientar,  cuando no hay trabajo previo sobre ellos mismos. El que no se conoce a sí mismo, difícilmente puede conocer a los demás. El que no ve sus propias carencias, sus desarmonías, sus errores, no podrá verlos en los demás y ayudar en consecuencia.
  Es peligroso para ellos mismos porque el mundo oculto alberga todo tipo de Fuerzas, muy conscientes, y al entrar en contacto con esas  Fuerzas, si no hay impecabilidad en el practicante, dichas energías pueden actuar en contra de él mismo, causando desequilibrios psíquicos de toda clase, como también  desequilibrios y tropiezos en su vida cotidiana.
  Los ocultistas de todos los tiempos pusieron gran énfasis en la necesidad de  purificación, en la búsqueda de la perfección, en la rectitud moral como cualidad imprescindible.  
   Paul Brunton, en su libro Ensayos sobre la Búsqueda,  advierte acerca de los peligros del ocultismo, como el de “… usar los poderes de un modo que no es ético, a fin de alcanzar fines egoístas a costa (o incluso con perjuicio) de otras personas.” 
  Más de una vez, durante mis largos años como consejera holística, me enteré del reiterado daño que una práctica inescrupulosa, efectuada por personas sin suficiente madurez psicológica y espiritual, había causado en los consultantes.
  Todas las grandes religiones del planeta –sin excepción- han puesto el acento en la moralidad, en la conducta ética, como un precepto para cualquier persona.
  ¡Cuánto más necesaria será esta conducta ética para alguien que navega las aguas del ocultismo!
   Recordemos estas palabras del Dhammapada, antiguo texto de la sabiduría budista:
  “Si un ser humano ofende a una persona… el mal vuelve a él, como el polvo ligero que se arroja contra el viento.”