Los que me inspiran


"Así, cada iglesia, cada religión, cada comunidad humana, es sólo un lugar de paso, una tienda sobre la tierra, para peregrinos que están en su camino a la ciudad de Dios." Bede Griffiths

"Debemos expresar apasionadamente nuestra visión y cada uno debe gritar del modo en que mejor sepa hacerlo" Ken Wilber



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sábado, 11 de abril de 2015

Evocación: Padre Bede Griffiths - continuación


Padre Bede Griffiths, místico y monje (2)

   Paulatinamente, se fue desarrollando en él un intenso misticismo. Este proceso, minuciosamente narrado en su autobiografía, lo fue conduciendo a prácticas de gran austeridad, como el ayuno, hacia el cual sentía una fuerte inclinación, en parte porque le facilitaba una mayor claridad mental, y también más fervor e intensidad en sus plegarias.
   Y aunque por algún tiempo volvió a llevar una vida aparentemente normal, al radicarse en Londres (para trabajar con los pobres) sintió al mundo que lo rodeaba como violentamente opresivo.
   Después de una serie de conflictos interiores, fue guiado internamente hacia un glorioso despertar. Y lo sintetiza así:
   “A través de todos estos años yo había pensado que había estado buscando a Dios… bajo las formas de la naturaleza… en la belleza que había encontrado en los poetas; en la verdad que la filosofía me había abierto… en la revelación del Cristianismo… Ahora repentinamente vi que todo el tiempo no fui yo quien había estado buscando a Dios, sino Dios quien había estado buscándome… Había renacido. Yo no era más el centro de mi vida, y entonces pude ver a Dios en todo.” 
   Enfrentado a las luchas y confusiones internas que la mayoría de los contemplativos padecen al despertar en ellos ese estado, se refugió en la lectura de los místicos de otros tiempos, y en el retiro en soledad para resolverlo. Encontró y alquiló una humilde casita en los bosques, sin luz ni agua corriente. Y tuvo que hacer frente a dos tendencias contradictorias en él: una que lo empujaba a crecientes prácticas ascéticas, como el ayuno y largas horas en oración, incluso durante la noche, y otra que le decía que no debía desequilibrarse. Después de mucho conflicto, la orientación interna le impuso un mayor equilibrio, y entonces dedicó parte de su tiempo a tareas sencillas en el campo, que se sumaron a sus prácticas contemplativas y a sus estudios.
   Distintas circunstancias lo condujeron a un monasterio Benedictino, donde descubrió “el secreto de la Oración”, la Oración como aliento de la vida, tan importante y cotidiana como el alimento y el sueño. Es en ese monasterio que Griffiths encontró el modo de vida que había estado buscando. Y es allí donde se ordenó como monje benedictino.
   Quisiera concluir este testimonio con alguno de mis recuerdos, que datan de 1983, cuando el padre Bede Griffiths ya era una figura pública,  ya había escrito la mayoría de sus libros, y mucha gente acudía a su ashram para conocerlo y pasar algún tiempo cerca de él.
   La generosidad con la que brindaba sus conocimientos y su tiempo todavía me asombra. Compartía todas las comidas con nosotros, daba tres misas diarias, una charla todas las tardes, y además estaba siempre disponible para escucharnos en privado si lo necesitábamos. Bastaba con acercarse a su pequeña y humilde morada, y esperar a unos pasos de distancia a que él  -sentado delante de la ventana- nos viera. Entonces, eran su sonrisa y un gesto, que invitaban a acercarse y hablar. Y en sus respuestas aparecía siempre la voz de la sabiduría, esa sabiduría que proviene de la comprensión hacia el otro, de la empatía.
   Emanaba de su persona una energía amorosa, una bondad verdadera, algo que parecía venir desde su corazón y tocar el nuestro. Estar cerca de él era una bendición, y el tiempo que pasé en su ashram se encuentra entre los períodos más hermosos de mi vida.


   Todas las citas son extractos de:
       The Golden String, an autobiography. Bede Griffiths. Collins. Glasgow.             
          




En la primera foto de arriba el padre Bede está dando diksha (Iniciación)
En la foto del medio está Savitri Ingrid Mayer sentada en el pasillo de la biblioteca del ashram (Shantivanam)
Y la siguiente es el padre Bede caminando por los senderos del ashram
Todas las fotos son scaneo de los originales, y están tomadas entre febrero y marzo del año 1983, en Shantivanam, el ashram del padre Bede Griffiths. 

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