Los que me inspiran


"Así, cada iglesia, cada religión, cada comunidad humana, es sólo un lugar de paso, una tienda sobre la tierra, para peregrinos que están en su camino a la ciudad de Dios." Bede Griffiths

"Debemos expresar apasionadamente nuestra visión y cada uno debe gritar del modo en que mejor sepa hacerlo" Ken Wilber



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sábado, 26 de enero de 2013

Las grandes novelas


Las grandes novelas son novelas integrales


   Después de haber leído mucho, a lo largo de mi vida, y después de bastante tiempo escribiendo, he llegado a la conclusión de que escribir pasablemente una obra de ficción es solamente una cuestión de técnica, de oficio. Con un buen manejo del lenguaje y un trabajo concienzudo en los aspectos narrativos, cualquier escribidor (término que le gusta a Vargas Llosa) confecciona una novela presentable. Por eso hay tantos best sellers, que venden mucho, pero novelas insustanciales, que solamente buscan entretener. No tengo nada contra eso, cada uno es libre de perder el tiempo como más le plazca, pero no es -a mi juicio- una literatura interesante.

   Me interesan las obras literarias que me dejan impresiones imborrables. Las que me enseñan, me sacuden, me conmueven.  Las que reflejan mis ansias e inquietudes.

   Ninguna gran novela deja de revelar la complejidad humana. Ninguna gran novela es artificiosa o superficial. Son profundas, aluden a lo esencial. Nos gusta releerlas, y en cada ocasión encontramos algo nuevo en ellas.

   Y me conmueven las que manifiestan seres reales, seres de carne y hueso. Cuando leía Sobre Héroes y Tumbas, de Ernesto Sabato,  era muy joven y trabajaba en una librería del centro de Buenos Aires. Iba al mediodía a comer a un bar que aparece en la novela, y allí me sumergía apasionadamente en sus páginas, casi con la presencia fantasmal de sus protagonistas, Martín y Alejandra, a quien no me hubiera asombrado ver aparecer en alguna mesa, tan intensamente me había sumergido en su mundo. Sábato los había creado de un modo magistral  y se habían vuelto casi reales para mí.

   Detrás de toda  gran obra de ficción,  suele haber un escritor y persona interesante, con ideas, con cierta experiencia de vida, con valores. Los grandes escritores son intelectuales, y una función de los intelectuales es la reflexión: reflexión acerca de sí mismos, acerca de los demás, acerca de la sociedad, acerca de la vida y acerca del universo. Los intelectuales indagan en los temas medulares, y los novelistas lo hacen mediante la ficción.
 
   Y los grandes escritores de ficción reflejan verdad en lo que escriben: se reflejan a sí mismos, a las personas que conocen, a las historias que han vivido, a las realidades que comprenden. Escriben con la verdad, y por eso las grandes novelas se sienten como algo auténtico: conscientemente o no los lectores perciben autenticidad en ellas, perciben verdad.

    Toda gran historia de ficción es integral, indefinible en géneros o temas. En ella está la vida misma, y en la vida misma hay de todo. ¿Cómo poner dentro de un género a Guerra y Paz, de Tolstoi, o a Sobre héroes y tumbas? Ningún aspecto de nuestra humanidad está ausente de las grandes narraciones, aunque se enfatice en la trama algunos aspectos sobre otros.

   Pero incluso en la literatura que se inscribe en un género, cuando se trata de un gran escritor, la realidad,  los temas importantes,  están presentes. Eso ocurre en los escritos de Ray Bradbury, que a pesar de ser fantasía o ciencia ficción muestran, aunque exagerada, distorsionada, a la realidad. O en el Realismo Fantástico de Gabriel García Márquez, quien por detrás de su desmesura imaginaria muestra profundas verdades.  O en  las novelas de Kafka, parecidas a los sueños, pero que tan fielmente reflejan aspectos esenciales de lo real.
  
   Y la gran literatura  no envejece. Todavía hay gente que lee al Quijote, (no solamente los estudiantes) y eso que leerla en ese castellano antiguo que exige recurrir al diccionario constantemente es trabajoso. Las obras de Shakespeare -incluyamos al teatro en nuestro comentario- siguen representándose en todos los teatros del mundo y se hacen películas basadas en ellas. Y muchos jóvenes están hoy en día descubriendo al gran Tolstoi y leyendo sus novelas escritas en el siglo XIX.

   ¿Y por qué ocurre esto? Porque al tocar los temas de siempre, los conflictos y anhelos humanos de siempre, las preguntas de siempre,  la gran literatura, la que es total, integral, alcanza lo imperecedero, se vuelve eterna.