Los que me inspiran


"Así, cada iglesia, cada religión, cada comunidad humana, es sólo un lugar de paso, una tienda sobre la tierra, para peregrinos que están en su camino a la ciudad de Dios." Bede Griffiths

"Debemos expresar apasionadamente nuestra visión y cada uno debe gritar del modo en que mejor sepa hacerlo" Ken Wilber



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lunes, 9 de septiembre de 2013

Para qué sirve el arte


Cómo hacer del arte una experiencia transformadora

   El arte es una de las expresiones más elevadas del poder creativo humano, aunque muchos a lo largo de la historia se han preguntado para qué sirve. La pregunta ha tenido diversas respuestas, y a diferentes épocas históricas correspondieron diferentes visiones del arte. Están los que ponen el acento en el arte como tal (el arte por el arte), los que reivindican un arte utilitario (donde el arte tiene que estar al servicio de ideales políticos, religiosos), etc., etc.
   Tolstoi,  en su tratado “¿Qué es el arte?”,  dice que el propósito del arte no es solamente producir belleza, o brindar placer, sino que el arte es un medio de comunicación y  expresión de todas las experiencias humanas. Al expresar un sentimiento o experiencia la audiencia a quien dicho arte es dirigido puede compartir ese sentimiento o experiencia. Y también dice que la  cualidad más importante en una obra de arte es la  sinceridad.
  Ken Wilber, en “El Ojo del Espíritu”,  hace una profunda e interesante síntesis de las diferentes visiones del arte, y expresa que:
   “Cuando el verdadero arte impacta en nosotros… nos conmociona tal vez durante un segundo o dos y nos abre a percepciones anteriormente desconocidas. En ocasiones… las cosas son mucho más tranquilas y la obra de arte va impregnando lentamente… pero el hecho es que, en cualquiera de los casos, termina provocando un cambio, más grande o más pequeño, en nosotros.… La auténtica obra de arte nos atrapa –incluso contra nuestra voluntad- y nos deja absortos y en silencio, liberados del deseo, ajenos a todo intento de apresar, libres del ego y libres de toda contracción sobre nosotros mismos. Y en esa apertura o claro de nuestra conciencia pueden aflorar verdades más elevadas, revelaciones más sutiles y conexiones más profundas hasta llegar tal vez, por un momento, a palpar incluso la eternidad.”
  Y realmente es así:
El arte es poderoso y sirve para muchas cosas.
  
   Las obras de arte, sobre todo las que se verbalizan, como en novelas y cuentos o en las letras de  canciones, transmiten valores. Y toda obra de arte  puede influirnos, confortarnos, enseñarnos. Puede ayudarnos a ver rasgos nuestros y revelar aspectos desconocidos de la vida, de los demás, de la sociedad. Puede transmitir ideas y mostrar caminos.
    El arte también sirve a un propósito superior, que lo trasciende, ya que tanto al contemplar arte como al crear arte podemos conectarnos con lo  Divino, como bien manifiesta Wilber en el párrafo citado.                                                     
   Y desde hace ya bastante tiempo están surgiendo propuestas en torno a un arte transformador, o sea, un arte que nos ayude a cambiar. Claro que para hacer del arte un ejercicio transformador, no es suficiente con ser contempladores del arte, aunque contemplar arte sea parte del juego.
    Hay un paso  siguiente  que nos convierte en actores, realizadores, creadores de arte.
   La contemplación del arte (leer una novela o mirar un film inspiradores, escuchar música que nos haga bien) es sin duda hermoso y significativo,  pero nada se compara con la creación de arte. Y eso es algo que está ocurriendo en forma creciente en los últimos años: los lectores de libros quieren escribir libros; los que se placen en contemplar un cuadro o una escultura, quieren pintar o esculpir; los amantes de la musica quieren cantar, tocar un instrumento o componer.
   Y puedo testimoniar que:
   Es muy grande la felicidad que se alcanza durante el acto creativo.
   Más allá de los resultados, más allá de que nuestras obras sean un modelo de perfección, más allá de que consigamos insertarnos en el mercado del arte o no, crear arte es altamente recomendable, porque lo que importa es ser participantes de ese maravilloso juego de la creación, y porque lo que produce el acto creador  es sanador, armonizador, dador de alegría y goce.
  Cuando creamos arte los procesos psíquicos involucrados  son reveladores, aportan autocomprensión, catarsis, cambios. Nos descubrimos, nos desvelamos, nos expresamos, y eso es sanador, transformador. Como atestiguan numerosos expertos en sanación, mientras estamos creando pueden generarse aperturas en nuestro sistema energético, lo cual nos libera de bloqueos y traumas.
   Al crear fluimos con la energía de la creación, olvidados de donde estamos, olvidados del tiempo, totalmente inmersos en el acto de crear. Y eso nos expande, nos conecta con otras dimensiones del Ser, entramos en otros estados de conciencia.
  Y como crear arte está al alcance de todos, y  son cada vez más los que se animan a hacerlo, incluso en edades avanzadas de la vida, si no lo has hecho ya:

¡Comienza a crear arte!