Los que me inspiran


"Así, cada iglesia, cada religión, cada comunidad humana, es sólo un lugar de paso, una tienda sobre la tierra, para peregrinos que están en su camino a la ciudad de Dios." Bede Griffiths

"Debemos expresar apasionadamente nuestra visión y cada uno debe gritar del modo en que mejor sepa hacerlo" Ken Wilber



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miércoles, 20 de julio de 2016

El misterio de la genialidad



   La genialidad es una capacidad extraordinaria para crear en ámbitos específicos obras, inventos, teorías, sistemas, concepciones, que son significativamente nuevos y revolucionarios en el ámbito humano.
   ¿Un genio nace o se hace? Las teorías al respecto mencionan diferentes factores, privilegiando unos u otros, desde las que ponen el acento en los factores genéticos, el nivel de inteligencia y otros rasgos hereditarios, hasta las que resaltan los factores de personalidad y la influencia de la educación y el medio ambiente. Por largo tiempo se asoció la genialidad con una inteligencia extremadamente superior a la normal, pero posteriores investigaciones demostraron que no necesariamente una inteligencia supranormal conduce a la genialidad (aunque una inteligencia elevada es un factor necesario). Y también están los que asocian la genialidad con enfermedades mentales, como el trastorno bipolar o la esquizofrenia. Pero si bien algunos genios tuvieron trastornos mentales, no es algo que se descubra en todos, ni mucho menos. Por ejemplo Mozart, reconocido unánimemente como genio, era un hombre bastante normal en los demás aspectos de su vida. Amaba a su esposa, con quien tuvo varios hijos; era muy sociable y apreciaba ciertos placeres como el juego y la comida; le gustaba leer  y se interesó por lo oculto, lo cual lo llevó a convertirse en masón.  

   Después de investigar un poco, he comprobado que aparecen un conjunto de factores en las vidas de los seres unánimente reconocidos en su genialidad. Inteligencia y  talento innato están siempre presentes, y el otro factor importantísimo es la creatividad. Porque lo característico de los genios es su aporte innovativo: descubren algo nuevo, diseñan nuevas teorías o explicaciones del universo, crean nuevas formas en el arte y la literatura, conciben originales visiones filosóficas y revolucionarios paradigmas. 
   Esta creatividad suele estar sostenida por una poderosa imaginación y una gran intuición, porque a la mayoría de los genios las ideas, sean artísticas o científicas, les llegan de un modo fluido, sin excesivo esfuerzo. Mozart escribía sus partituras de un tirón, en un tiempo brevísimo, y casi nunca corregía. Tesla tenía visiones, en las cuales aparecía un diseño que él luego concretizaba y convertía en un nuevo invento. Jobs, un genio contemporáneo de la cibernética y practicante del Budismo Zen, decía que la intuición era mucho  más importante que el pensamiento racional. 
   Entonces: talento innato, inteligencia, creatividad, imaginación e intuición. Pero todavía no es suficiente. Otro factor, que invariablemente encontramos en los genios, es el enfoque, la intensa atención a su trabajo creativo, lo cual nos llevaría a postular que para ser un genio hay que tener una personalidad bastante obsesiva. Si nos dedicamos a leer biografías de algunos seres reconocidos como genios, notaremos una dedicación permanente y concentrada en su tarea, a la cual dedicaban casi toda su energía y sin duda más horas de las que cualquier persona normal dedicaría. A veces descuidaban otros aspectos de la vida, como Newton, quien se olvidaba a menudo de comer o dormir. 
   Pero hay más… Ciertos rasgos de personalidad son una ayuda. Una elevada autoestima y una gran capacidad para concretar sus ideas y proyectos son imprescindibles, porque generalmente estos individuos singulares tuvieron que luchar con una gran oposición al principio, ya que la originalidad de sus visiones y/o creaciones chocaba con las ideas imperantes. Las ideas revolucionarias de Einstein no fueron aceptadas al inicio y el genio de la física tuvo que trabajar durante muchos años en una oficina de patentes, mientras desarrollaba sus ideas y editaba en forma modesta sus ensayos. Pero no todos los genios manejan adecuadamente los aspectos prácticos de la vida. Mozart, aunque ganaba muy bien, tenía constantes problemas económicos. Y también Wagner, quien tuvo una vida muy difícil durante muchísimos años,  hasta que encontró a Ludwig II de Baviera, su mecenas. 
   Esto nos lleva al papel que juega el medio ambiente, el entorno familiar y social, las oportunidades. Y en este aspecto no parece haber reglas. En el caso de ciertos genios, este aspecto fue positivo y esencial. Mozart, Chopin, Liszt y otros grandes de la música fueron precoces, pero todos eran hijos de músicos y sus padres pudieron percibir rápidamente el talento inusual de sus hijos y cultivarlo. Van Gogh no fue valorado durante su vida y si no fuera por su hermano (que lo apoyaba y sostenía económicamente y que además trabajaba en el comercio de las obras de arte), no habría legado al mundo sus cuadros. Pero también hay casos de genialidad en personas sin un entorno familiar y social estimulante o protector. Gauss, un genio de las matemáticas, pertenecía a una familia casi iletrada, pero él a los tres años ya sabía leer y realizar operaciones simples de aritmética. 

   Ahora bien, después de leer la biografía de muchos genios he llegado a la conclusión de que, a pesar de que podamos definir una suma de variables que siempre están presentes, la emergencia de un genio sigue siendo un hecho misterioso, como tantos otros en la criatura humana. Ninguno de los factores mencionados, incluso dándose juntos, garantizan que esa persona será un genio. Sí quizás talentosa, capaz y exitosa en su campo de actividad, pero no necesariamente genial. 
   Hay algo único e inexplicable en los genios, y es inasible. Sri Aurobindo (otro genio) decía que las grandes ideas llegan desde otros planos de la Conciencia y que sólo se trata de sintonizar con esos planos y manifestar esas ideas en el mundo. La relativa facilidad con la cual los grandes genios descubrieron y crearon abona esta hipótesis, que es compartida por las teorías místicas, universalistas y visionarias sobre la genialidad. Éstas afirman que el genio capta, experimenta y transmite con su trabajo al Espíritu Universal. 
  Einstein tenía una comprensión parecida. Aunque rechazaba las visiones más convencionales acerca de Dios, sí creía en la existencia de un Espíritu Universal de inteligencia infinita y en la perfección de las leyes que rigen al universo. Y mencionaba  cierta capacidad intuitiva capaz de leer la mente de este Espíritu Universal. Es conocida su réplica a los científicos que sostenían a la ley de probabilidad como importante en el funcionamiento del universo, diciendo que no podía creer que Dios jugara a los dados. 
 Y Newton, que era muy religioso y además había profundizado en la Alquimia, decía que él había nacido para comprender la palabra de Dios mediante el estudio de la naturaleza.  
  Y eso quizás son los genios: almas que encarnan para comprender la  palabra de Dios y traducirla a los demás, mediante sus sorprendentes descubrimientos y sus maravillosas creaciones.