El ego
Entre las ideas mal comprendidas en el campo
de la espiritualidad, está la suposición de que el ego (la individualidad o personalidad), tendría que
desaparecer a partir de las experiencias trascendentes del sujeto.
Para llegar al centro de la cuestión,
abordemos primero algunas definiciones…
Respecto del ego, Jung dice:
“Comprendemos al ego como ese factor
complejo con el cual se relacionan todos los contenidos conscientes. Este… es
el sujeto de todos los actos personales de conciencia… Y descansa en dos bases
aparentemente diferentes: lo somático y lo psíquico.”(Aion)
Pero para Jung la personalidad es un
fenómeno más amplio que el ego, porque incluye a los fenómenos inconscientes
(el inconsciente personal y el inconsciente colectivo). Y a la totalidad que
incluye tanto lo consciente como lo inconsciente, Jung lo llamó el “sí-mismo”.
En su teoría, el ego es el centro de la personalidad consciente y el sí-mismo
el centro de la totalidad de la psique.
Y Jung postuló un proceso de desarrollo óptimo al que denominó “proceso
de individuación”. La meta en dicho proceso es un estado armónico del ser
humano, en el cual el sí-mismo alcanzaría un estado de equilibrio entre los
aspectos conscientes e inconscientes.
Dicho proceso de individuación es equivalente (según algunos estudiosos)
a los procesos de expansión de la conciencia descriptos en muchas tradiciones
espirituales, los cuales culminan en un estado de perfección o iluminación. Con
términos muy actuales diríamos que el proceso de individuación es un proceso de
desarrollo transpersonal que implica una progresiva desidentificación del ego,
lo cual no significa negarlo sino trascenderlo.
Lamentablemente hay muchas fantasías respecto a lo que ocurre cuando se
alcanzan dimensiones más elevadas de la conciencia (esos estados de perfección
o iluminación), y entre esas fantasías
está la idea de que el ego desaparece. Así, se supone que los grandes místicos
son seres totalmente desprovistos de ego.
Dice Ken Wilber al respecto:
“Todos conocemos maestros más o menos iluminados… que, a pesar de ello,
tienen grandes egos, en el sentido de que son personalidades fuertes y
poderosas. Pero la presencia del ego no es un problema, todo depende de si la
persona también está despierta a las dimensiones más elevadas y más profundas”.
(Diario)
Ocurre que el ego es necesario para
funcionar en la realidad ordinaria, y la completa ausencia de ego se
convertiría en psicosis.
Como dice Wilber, no se trata de
destruir el ego sino de trascenderlo, lo cual significa conectarlo con
algo superior: el proceso de
desidentificarse del ego, el proceso de trascenderlo, implica niveles más
elevados de identificación.
En sintonía con Jung, diríamos que cuando la persona ya no se
identifica exclusivamente con el ego, puede comenzar a conocer su sí-mismo, o
sea, la totalidad de su psique, que incluye dimensiones no conscientes, y que
además del inconsciente personal y el inconsciente colectivo, alcanza nuestra
dimensión transpersonal (que Jung
mencionaba como “lo numinoso”).
Las experiencias espirituales permiten
que nos identifiquemos con dimensiones mas elevadas de la conciencia, y
a partír de eso dejamos de
identificarnos únicamente con este pequeño ego.
Dice Wilber:
“Cuando uno se desidentifica con el ego y abraza la totalidad del
Kosmos, el ego descubre que el Atman individual es idéntico a Brahman”.
(Diario)
Por eso, la idea de que el ego va
a desaparecer en los estadios superiores del desarrollo humano es una idea
equivocada :
El ego no desaparece cuando avanzamos en el camino, sino que dejamos
de estar identificados exclusivamente con él.