Durante el año 1983 hice un largo viaje por
India. Era un viaje planeado y preparado con mucha anticipación, y parte
ineludible de mi búsqueda espiritual. Uno de los primeros lugares que visité
fue Pondicherry, donde estaba el ashram de Sri Aurobindo y Madre. Ya sabía algo
sobre ellos, pero no demasiado, y fue a partir de esa visita, de los encuentros
que tuve, los libros que comencé a leer y las prácticas en las que fui
introducida, que la figura de Sri Aurobindo se erigió en la de uno de mis
Maestros, de quien aprendí y continúo aprendiendo.
Considerado como uno de los filósofos
espirituales más importantes de la historia, (al nivel de un Platón o un
Plotino o un Hegel) es importantísimo lo que nos ha dejado, aunque son muchos
los que aún no lo han descubierto.
Sri Aurobindo nació en 1872, hijo de un
médico admirador de Occidente, quien lo envió cuando tenía apenas siete años a
estudiar a Inglaterra (a él y a sus dos hermanos). Apartados de su
entorno familiar y viviendo entre extraños en un país lejano, en una época en
que no había teléfonos ni otros facilitadores de la comunicación que no fueran
cartas y telegramas…
Esos años en Inglaterra -a partir de cierto momento- fueron difíciles para los tres hermanos, ya
que su padre no podía mandar el mismo dinero que al principio. Tuvieron que
atravesar muchas penurias materiales, pero Aurobindo era un alumno brillante y
consiguió una beca para estudiar en Cambridge. Además de los estudios formales,
consagró su tiempo restante a leer muchísima filosofía y literatura,
descubriendo también los antiguos textos sagrados de la India, que fueron muy
reveladores para él.
A la muerte de
su padre volvió a su país, y trabajó durante muchos años como empleado del
Maharajá de Baroda, ocupación que incluyó –durante algunos períodos- la de
profesor de literatura. Comenzó también a participar en la lucha política
nacionalista, mientras dedicaba su tiempo libre a leer textos sagrados en
sánscrito, como los Upanishads, y a escribir poesía.
De a poco
comenzó a interesarse por el Yoga, a conocer yoguis y sadhus, y a tener sus
primeras y espontáneas experiencias espirituales. En 1905 inició la práctica del Yoga de un
modo más formal, acentuándose su apertura a lo espiritual y la profundidad de sus experiencias.
En 1908 cayó
prisionero de los ingleses, pero el tiempo que pasó en prisión fue
transformador debido al alcance de sus experiencias espirituales y porque se
conectó con una voz interior que lo fue confortando y guiando, haciéndole
comprender cual sería su misión.
Dice de sí mismo, en una carta:
“… Yo no
tenía todos los poderes necesarios cuando comencé. Tuve que desarrollarlos con
el Yoga…”
Después de un
año en prisión y un año en libertad, supo que lo iban a volver a arrestar.
Entonces, siguiendo los dictados de su voz interna, se refugió en Pondicherry,
una ciudad que era colonia francesa.
Le dice a un discípulo en una carta:
“Usted cree
que en mí … nunca hubo dudas o desesperación, ni conflictos de ninguna clase.
Yo he soportado todos los golpes que los seres humanos han soportado, de lo
contrario no sería capaz de asegurarle a los demás que esto también puede ser
conquistado”.
Desde
Pondicherry, ya abandonada para siempre la política, dedicó toda su energía al
desarrollo de su visión y de su sistema
de Yoga.
Escritor
prolífico y periodista durante sus años de lucha política, comenzó ahora a
volcar en el papel sus ideas espirituales. En pocos años quedó escrito su
mensaje, que de acuerdo a lo que él mismo confesara, le fue transmitido desde
planos más elevados.
Con sus palabras:
“…No pienso,
es desde una mente silenciosa que escribo lo que viene ya formado desde
arriba”.
En 1920 se
unió a su tarea Mirra Alfassa (Madre), a quien había conocido varios años
atrás, y que había comenzado su relación con él como colaboradora y discípula.
Madre se convirtió en su compañera espiritual y se hizo cargo del Ashram a
partir de 1926, cuando Sri Aurobindo se retiró en soledad (para desarrollar su
Yoga en condiciones más perfectas). Sin embargo, no dejó de guiar a los
discípulos que seguían su camino: se comunicaba con ellos mediante cartas.
Como dice en una de esas cartas:
“No estoy
haciendo nada para mí solo, no tengo necesidad personal de nada…”
Sus
enseñanzas parten de la de los antiguos sabios de la India, ya que fue en los
Vedas donde halló el fundamento de su visión (los Vedas son los textos espirituales
más antiguos del planeta). Y aunque sus ideas son vastas y complejas, y
requieren de un estudio metódico para ser bien comprendidas, intentemos una
síntesis en este post:
. La realidad
es un continuo de Conciencia con diferentes dimensiones, con diferentes planos,
estando cada plano en conexión con los otros por encima y por debajo de
él.
. Hay por
encima del actual plano o nivel de conciencia humano, planos sucesivamente
superiores, niveles superiores de Conciencia.
. Lo Divino se
ha manifestado, ha involucionado en la materia, y continúa manifestándose más y
más, para expresar esas dimensiones más elevadas y perfectas del Ser en la
realidad humana. Hay una evolución de la Conciencia detrás de la evolución de
las especies, y el universo crece hacia una mayor luminosidad y perfección.
. Esta evolución –que es espiritual- terminará en una
realización individual y colectiva sobre la tierra, en la perfección divina del
ser humano. El próximo paso de la evolución es el desarrollo de la
Supermente o Espíritu como poder dominante en el ser conciente.
Estas ideas
sobre la evolución de la Conciencia fueron retomadas por pensadores
contemporáneos, Ken Wilber entre otros,
y se inscriben dentro de lo que conocemos como Sabiduría Perenne.
En cuanto al
Yoga de Sri Aurobindo, es un conjunto de prácticas que desarrolló a partir del trabajo sobre sí mismo. Dichas
prácticas pueden acelerar el proceso evolutivo, dando lugar al crecimiento de
la conciencia en el practicante, mediante una completa Transformación. Su Yoga
es diferente en muchos aspectos a los demás sistemas conocidos, pero
profundizar en esto excedería el propósito de este post.
Sri Aurobindo desencarnó en 1950, pero su
visión de la realidad, sus enseñanzas y sus aspiraciones continúan totalmente
vivas, más actuales y más necesarias que nunca.
Como dicen
algunos versos de su obra épica “Savitri”:
Oh, seguramente algún día él
acudirá a nuestro clamor,
Un día él creará nuestra
vida de nuevo
y pronunciará la mágica
fórmula de paz
y traerá perfección al
esquema de las cosas.
…..
Entonces terminará aquí la
Ley del Dolor
La tierra será el hogar de
la luz de los Cielos
….
El rayo de la
Supraconciencia tocará los ojos de los seres humanos
En la materia se encenderá
el brillo del Espíritu
Las citas
son traducción de:
Letters on Yoga
. Sri Aurobindo Ashram. Pondicherry
Savitri. A
legend and a symbol. Sri Aurobindo Ashram. Pondicherry