Los que me inspiran


"Así, cada iglesia, cada religión, cada comunidad humana, es sólo un lugar de paso, una tienda sobre la tierra, para peregrinos que están en su camino a la ciudad de Dios." Bede Griffiths

"Debemos expresar apasionadamente nuestra visión y cada uno debe gritar del modo en que mejor sepa hacerlo" Ken Wilber



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miércoles, 23 de agosto de 2017

Qué significa ser espiritual

 ¿Qué significa ser espiritual?

   He escuchado, sobre todo a gente joven, emitir opiniones acerca de la espiritualidad o falta de ella en determinadas personas, que me sugirieron reflexiones acerca del tema. 
 
   Y al buscar en libros y en Internet las opiniones de otros descubrí que -como muchos otros conceptos- admite diferentes definiciones y no hay acuerdo al respecto (ni creo que lo habrá jamás). Así que decidí hacer como todos y elaborar mi propia interpretación del asunto, que como las demás interpretaciones tendrá adherentes y oponentes. 

   Como primera definición diríamos que ser espiritual es:

   Ser consciente de la existencia del alma y del espíritu, buscar experiencias espirituales directas  que nos confirmen su realidad y vivir en armonía con eso.

   Ser consciente de la existencia del alma y del espíritu no es algo que pueda lograrse sólo mediante lecturas. Estas nos permiten asomarnos al misterio, saber acerca del mismo, facilitan nuestra fe, nuestra apertura, pero no son un conocimiento directo del mismo.

   El misticismo,  la búsqueda de experiencias mediante prácticas espirituales afines a la naturaleza del buscador, es un paso más y quizás el más importante. Solo la percepción directa de otras dimensiones  de la Conciencia nos confirma su existencia, elimina nuestras dudas y nos instala en una realidad diferente, transformadora.

   Y el misticismo, si bien aparece como una tendencia natural en algunas personas (de igual modo que otros rasgos de la personalidad, como la facilidad para la música, o para las matemáticas, o para organizar y liderar) es sin embargo algo que puede desarrollarse, mediante prácticas bien explicadas y experimentadas en diferentes tradiciones, antiguas y modernas. Como dice Ken Wilber:
   “Las únicas pruebas de la existencia del alma y del espíritu las puede proporcionar la experiencia espiritual directa, una experiencia que es repetible, reproducible y confirmable.” (Diario)

   Y me hice la siguiente pregunta:

   ¿Se puede ser espiritual y no llevar adelante práctica alguna, al menos no una tradicional, de esas que se practican de un modo intencional y metódico?

   Y he llegado a la conclusión -a partir de mis observaciones de la realidad y de la gente- de que sí: se puede. 

   En apoyo de esta afirmación, voy a transcribir una jugosa anécdota extraída de una charla de Ram Dass, un maestro espiritual norteamericano, quien comenzó siendo psicólogo en la Universidad de Harvard, y que siempre se caracterizó por su enorme sinceridad. Cuenta Ram Dass como en una ocasión estaba disertando sobre temas espirituales muy elevados frente a una audiencia de jóvenes cuando vio a una anciana que asentía con la cabeza mientras él hablaba, mostrando que comprendía todo. Ram Dass se preguntó ¿cómo es que ella sabe? Siguió observándola durante la conferencia y la anciana señora continuó asintiendo.
   Con palabras de Ram Dass:
   “Al final de la conferencia ella se acercó y me dijo:
   -Oh, gracias. Todo lo que usted dijo tenía mucho sentido, fue muy lúcido.
   Y yo le pregunté:
   -¿Cómo es que usted sabe todo eso? ¿Qué es lo que usted hace que la coloca en un estado de conciencia que le permite saber todo eso?
    Ella se inclinó hacia adelante con aire conspirador y dijo:
   -Yo tejo al crochet.”
                              (The Journal of Transpersonal Psychology. Volume 14.1982)
  
   Y diré de paso que esta anécdota me recuerda a un taller que planificamos en conjunto con una amiga (aunque nunca lo llevamos a cabo), muchos años atrás, y que iba a llamarse “Tejido y Meditación”. Mi propia experiencia me ha demostrado que ciertas actividades artesanales muy comunes, como es tejer, detienen la actividad mental y nos pueden llevar a otros estados de conciencia.

   Entonces, volviendo al tema central de este post, una nueva definición de lo que significa ser espiritual podría expresarse así:
 
Ser espiritual es estar en contacto con lo Divino.


   Hay diferentes maneras de conseguir ese contacto. Ya sabemos que una forma es llevando adelante alguna práctica espiritual, como la meditación. Pero también puede lograrse de otras formas: por medio de actividades que detengan la mente, a través del arte, en el contacto contemplativo con la naturaleza, mediante la acción desinteresada y  el servicio altruista,  e incluso mediante el deporte. Y hay muchas más, desde las tradicionales austeridades que practican los monjes cristianos  hasta las muy controvertidas sustancias  que emplean los chamanes de todo tiempo y lugar.

   Hay artistas que logran esa conexión cuando están creando, alcanzando estados más elevados de conciencia durante el acto creativo. Y también, a menudo,  la contemplación del arte (escuchar música, leer un libro inspirador)  o danzar, cantar, reír y amar,  pueden conectarnos con lo Divino.

   Muchísimas personas  logran esa conexión mediante la fe y la plegaria, siempre que ésta no sea pronunciada de un modo mecánico, sino poniendo toda el alma en ello, y esto ha sido así desde el principio de los tiempos.

   Por todo esto, y como corolario de mis reflexiones diría:

   Si tienes a menudo una conexión directa con lo Divino  -cualquiera sea la forma en que te conectes, y cualquiera sea el modo en que concibas y nombres a lo Divino- y si tratas de llevar una vida en armonía con eso -del modo en que puedas y sientas- no dudo que eres espiritual. 

   Llevar una vida en armonía con nuestra espiritualidad significa tratar de perfeccionarnos, siguiendo los preceptos morales universales (y en esto, con pocas diferencias, todas las religiones y todas las tradiciones coinciden), no en espera de una recompensa (en este mundo o en el otro) sino simplemente porque nos sentimos bien siguiéndolos.

   Por supuesto, vivir en consonancia con nuestra espiritualidad no es fácil, y no hay reglas al respecto. Si bien no se puede ser espiritual y descuidar lo ético, somos humanos y en tanto que humanos, imperfectos. Todos tenemos infinitas cosas para cambiar, y a veces se cometen errores de un modo más o menos inconsciente. Pero el intento de perfeccionarse  es parte del trabajo espiritual, y un primer paso para lograrlo es ser consciente: vernos, conocernos y cambiar.

   Sri Aurobindo dice que la vida espiritual no es algo que pueda ser formulado con una definición rígida, que hay toda clase de hombres espirituales y que incluso hay grandes iluminados que no son perfectos.(Letters on Yoga. Sri Aurobindo Ashram)

   El famoso lama Chögyam Trungpa, quien era un “tulku” (los lamas que conocen sus encarnaciones anteriores), de quien se dice tenía un elevado grado de realización, que escribió libros maravillosos, tuvo una actividad y creatividad asombrosas expandiendo el dharma en Occidente, y lo siguieron muchísimos discípulos en su relativamente breve vida, era un reconocido alcohólico,  hecho que solo puede desconcertarnos e intrigarnos, y hacernos reflexionar que la naturaleza humana es demasiado compleja y misteriosa, y que como decía un famoso filósofo hay muchas cosas que la razón no comprende.

   Y como los expertos dicen que un post debe ser breve, concluiré aquí mis reflexiones, con una cita de los Upanishads, antiguos textos de la sabiduría hindú:

    
   Yo voy al Espíritu de la vida: por su gracia, por su gracia, por su gracia.
                                                                              Chandogya Upanishad
    

 
   



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