Los que me inspiran


"Así, cada iglesia, cada religión, cada comunidad humana, es sólo un lugar de paso, una tienda sobre la tierra, para peregrinos que están en su camino a la ciudad de Dios." Bede Griffiths

"Debemos expresar apasionadamente nuestra visión y cada uno debe gritar del modo en que mejor sepa hacerlo" Ken Wilber



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domingo, 25 de septiembre de 2016

Iluminación Espiritual: revisando el concepto

   El concepto de iluminación es equivalente a otros términos, como despertar, comprensión, liberación, autorealización, los cuales se corresponden con términos de origen sánscrito como jnana, moksha, mukti, nirvikalpa samadhi, sahaj samadhi, etc. Y ha sido usado profusamente en muchas Tradiciones, sobre todo en las de Oriente, aunque no significa lo mismo en todos los casos y está bastante mistificado.  
   La idea más difundida acerca de la Iluminación es que después de una práctica espiritual de mucho esfuerzo y muchos años (o muchas vidas), se alcanza  dicho estado de Iluminación. Se trataría de un estado definitivo, totalmente diferente a nuestro estado habitual, en el cual somos capaces de ver nuestra verdadera naturaleza, en el cual llegamos a esa Conciencia básica que está más allá del fluir de la experiencia. En algunas enseñanzas budistas está la idea de que el Buda se iluminó (alcanzó la budeidad),  logrando con ello un estado de completo despertar, el cual incluía una total sabiduría y compasión. Y en algunas escuelas del Hinduísmo este concepto es sinónimo de liberación, o sea: liberarse de la rueda de las reencarnaciones y del sufrimiento que ella conlleva (moksha). Para la Advaita Vedanta, importantísima corriente dentro del Hinduísmo,  la Iluminación ocurre cuando se toma conciencia de la identidad entre uno y la Totalidad, entre Atman (el alma) y Brahman (el Todo). Y en muchas investigaciones sobre el tema por parte de estudiosos occidentales contemporáneos, se da a entender que no se trata de un estado que se alcanza de una vez y para siempre, sino de sucesivos avances en la expansión de la conciencia, los cuales pueden alcanzar con el tiempo cierta estabilidad. 

  Veamos lo que dicen algunos conspicuos autores al respecto.

   Abraham Maslow, psicólogo norteamericano, hizo una profunda y muy seria investigación en este tema, y dice que la esencia de toda gran religión conocida ha sido la Iluminación, Revelación o Éxtasis del iniciador de esa religión. Maslow denomina a estas revelaciones o iluminaciones, experiencias climax o trascendentales, aclarando que “esas viejas descripciones de los fundadores de las religiones, transmitidas en términos de revelación sobrenatural, en realidad eran experiencias climax humanas perfectamente naturales”. Y también dice “…nuestros descubrimientos indican que todo o casi todo el mundo puede tener experiencias climax”. Estas experiencias pueden ser tan profundas como para cambiar el carácter de la persona y su visión del mundo para siempre, dan un significado a la vida inexistente antes de la experiencia, y además tienen un efecto terapéutico. 
   Jacobo Grinberg-Zylberbaum, maestro mexicano contemporáno, dice que “La iluminación … acontece cuando la Realidad es percibida sin filtros ni descripciones intermediarias” … “El estado de iluminación no puede describirse, puesto que trasciende el razonamiento lineal… En la iluminación no desaparece la individualidad, sino que se expande para abarcarlo todo.”
   Ken Wilber reconoce que la Iluminación espiritual significa algo diferente según de qué escuela se trate. En el Budismo Theravada y en algunas Tradiciones yóguicas, se refiere a un estado de absorción que es distinto e identificable. Si se equipara la Iluminación a ese estado, es fácil reconocer a una persona que está en el mismo, y por lo tanto concluir que se ha iluminado.  Pero ese no es el objetivo de las Tradiciones no duales, como el Advaita Vedanta, o el Budismo Vajrayana y Mahayana, a las cuales interesa el estado de la Talidad no dual, que no es tanto un estado discreto de conciencia como el sustrato de todos los estados. Ese estado no dual se halla siempre presente, y la Iluminación consistiría en darse cuenta de eso. Las Tradiciones no duales no tratan de cambiar los estados, sino de despertar el reconocimiento. Para ellas nunca se alcanza un punto final en el que se pueda decir “ya estoy iluminado”, porque la Iluminación es un proceso continuo… Para ellas lo único que existe es el Espíritu,  y esta no dualidad es la comprensión inmediata y directa que tiene lugar en ciertos estados meditativos, una percepción que sólo puede verse con el ojo de la contemplación… Hay muchos nombres para ese estado, como Conciencia de Unidad, Sahaj Samadhi, la Barrera sin Puerta (para el zen), Un solo sabor (para el Budismo Tibetano y para Wilber). 

    ¿Y cómo se logran estos sucesivos avances en la expansión de la conciencia, cómo se llega a eso?... De dos maneras: o espontáneamente (es raro, pero no tan raro como podríamos pensar) o mediante una seria y constante práctica espiritual, que casi siempre es de muchísimos años. Esta práctica da lugar a experiencias espirituales de dos clases: experiencias cumbre y experiencias meseta. Las experiencias cumbre son intensas, breves (desde pocos minutos a pocas horas) y sumamente transformadoras.   Las experiencias meseta son más estables y duraderas (hasta varios días de duración) y tienden a la adaptación permanente. Pero transformar una breve experiencia cumbre en algo duradero requiere una práctica prolongada. 
   En el Hinduísmo y el Budismo estas experiencias se llaman samadhi  y han sido clasificadas según las características de la experiencia. El samadhi más elevado de todos se llama sahaj samadhi, son muy pocos los que lo han alcanzado y puede permanecer como un estado definitivo. Todo indica que Sri Ramana Maharshi, el gran místico hindú,  logró ese estado y se quedó allí... El sahaj samadhi no es un estado alterado de conciencia, como los otros samadhis, en los cuales incluso se pierde conciencia del entorno. En el sahaj samadhi la conciencia de ser uno con la Totalidad se ha fusionado con el estado habitual de conciencia. O sea: la persona puede estar inmersa en las actividades normales de la vida, como conversar, comer, caminar, etc. y simultáneamente ser consciente de ser uno con la Totalidad. 
   Ken Wilber (quien practica meditación desde hace muchísimos años) declara haber estado en sahaj samadhi por veinticuatro horas seguidas una vez  y por once días con sus noches otra vez (en este caso se trataba de un retiro). Y dice que –en su opinión- algunos maestros estan ahí en forma permanente, aunque por supuesto no puede certificarlo, dado que los estados de conciencia son algo interno.  
  Todos los estudiosos están de acuerdo en que estas expansiones de la conciencia no pueden describirse adecuadamente, son inefables, y no pueden ser comprobadas por un observador externo. 
  Los estados de conciencia son vivencias internas, y aunque hay signos externos en los grandes místicos, signos de diferentes clases, sus estados internos sólo pueden ser explicados por ellos mismos.  En el caso de Sri Ramana Maharshi, lo que se notaba, lo que sus devotos sentían, era una energía diferente, una irradiación distinta. El Maharshi irradiaba mucha paz, una paz extraordinaria, y las personas que se acercaban a él conseguían algo de esa paz para sí mismos. 

   Por mi parte, puedo testimoniar respecto al padre Bede Griffiths. Él también irradiaba una energía diferente, profundamente amorosa. Y durante el tiempo que pasé en su ashram experimenté una armonía desconocida, extraordinaria. Sin embargo, aunque muchos sentían lo mismo que yo, no todos los que visitaban el ashram lo sentían. Y he hablado con personas que estuvieron cerca de seres reconocidos por su elevada espiritualidad (como el Dalai Lama o Krishnamurti) y no todos coinciden en lo que percibieron en esos seres.

   Algunos estudiosos dicen (como el citado Grinberg-Zylberbaum), que para reconocer a una persona iluminada hay que estar también en algún nivel más expandido. Y ciertos estados de expansión de la conciencia son en algunos casos transmisibles. En el Hinduísmo eso se denomina shaktipat y ocurre cuando un maestro transmite algo de su energía y de sus estados de conciencia a sus discípulos. El famoso Osho transmitía shaktipat a sus discípulos, y Sri Ramakrishna, el gran místico hindú, que solía entrar y salir de estados de samadhi a diario, provocaba con frecuencia  -en los devotos que estaban cerca- algún nivel de samadhi. 

  Y para concluir: ¿Podemos todos lograr esos estados de expansión de la conciencia?... Sí, podemos. 
   Sin embargo, no todos podemos con igual facilidad. Así como cualquier persona puede tocar el piano, pero no cualquiera puede ser un gran concertista, en algunas personas es más fácil alcanzar esa expansión de la conciencia que en otras, y no tiene que ver únicamente con la constancia en la práctica (requisito ineludible para casi todos) sino con una capacidad natural, que aún no está claramente comprendida por los que se dedican a estudiar este asunto. Hay personas que en unos días de retiro alcanzan poderosas experiencias, o incluso que las tienen en forma espontánea, mientras que hay otras que solamente las consiguen después de mucho tiempo de práctica constante.

    Pero como dice un personaje de mi última novela ‒aún inédita‒ que se llama Peregrina en la India, al referirse a su práctica espiritual y al relativo avance que logró con ella: “Lo único que me consuela es saber que todo lo que consiga espiritualmente en esta vida lo voy a llevar a la próxima”.

   Todo esfuerzo por iluminarnos no es en vano, y como sea que la concibamos y la definamos, la Iluminación es la meta más valiosa para todo ser humano consciente.   
   
Fuentes citadas:
     
Ken Wilber                          El ojo del espíritu
                                         Breve Historia de todas las cosas
                                         Diario

Abraham Maslow                 La conciencia mística  (Artículo)

Jacobo Grinberg-Zylberbaum           El sabor de la iluminación

Jack Kornfield                   Sabiduría antigua y ciencia moderna  (Artículo)


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